Una mujer de bandera a los mandos de un aserradero
By Wood-Mizer, Deutschland

Bad Berka es una pequeña ciudad balneario situada en la región alemana de Turingia. Nos hemos trasladado hasta aquí para conocer a Sandra Eule, la única mujer de Alemania al frente de un aserradero Wood-Mizer. Una mujer bella y fuerte con un gran corazón y una personalidad arrolladora.
En el año 2004, el padre de Sandra decidió montar su propio negocio de aserrado con un aserradero LT40 portátil. Cuando este enfermó, la familia se planteó la posibilidad de traspasar el negocio. Por aquel entonces, Sandra trabajaba en el sector alimenticio y no tenía experiencia alguna en la transformación de madera. Sin embargo, no se lo pensó dos veces y decidió continuar con el negocio de su padre.
"Mi padre me enseñó todo lo que sé", recuerda Sandra. "Me enseñó a aserrar, a mantener el aserradero en óptimas condiciones y también a tratar con los clientes. Siempre formamos un buen equipo".
De hecho, su padre siguió visitándola a diario en la serrería, para asegurarse de que todo iba bien y darle consejos, hasta el último día.
Para poder conciliar su vida laboral y familiar, Sandra se mudó con sus hijos a la casa de sus padres, próxima al negocio. De ese modo, la madre de Sandra cuida de los niños cuando salen de la escuela porque, cuando eres autónomo, la jornada laboral suele ser larga. Con un poco de ayuda familiar, todo es más fácil.
"La gente me pregunta a menudo por qué elegí un trabajo tan difícil como este pero la verdad es que el aserrado no es una tarea muy exigente desde el punto de vista físico. A fin de cuentas, todo lo que hago es desplazarme con el cabezal de corte durante todo el día", sonríe Sandra. "El trabajo realmente duro lo hacen los que tienen que retirar del aserradero y apilar las tablas ya cortadas".
El aserradero Wood-Mizer es un equipo fiable capaz de cortar cualquier tipo de madera con total precisión. Gracias a su sierra de cinta estrecha, el aserradero realiza un corte muy fino, de apenas 2 mm de grosor, lo que permite obtener un mayor número de tablas de cada tronco en comparación con una motosierra o una sierra circular. En Alemania, los equipos Wood-Mizer están presentes en prácticamente todas las serrerías y aldeas.
El LT40 es uno de los aserraderos Wood-Mizer más populares en todo el mundo por su diseño único, su fiabilidad y por tratarse de un aserradero portátil. Este aserradero realiza cortes precisos incluso cuando se instala en terrenos irregulares, tales como un bosque. Cuenta con un potente sistema hidráulico para elevar los troncos del suelo, colocarlos sobre la bancada, voltearlos, agarrarlos hidráulicamente e inmovilizarlos durante el aserrado. Además, la consola del operario posee un setworks, por lo que Sandra no necesita calcular y memorizar las distintas dimensiones: tan solo tiene que introducir el espesor de tabla deseado en el setworks y el cabezal se desplaza automáticamente hasta situarse a la altura adecuada.
"La tecnología no es mi fuerte, pero cuando las cosas se complican, siempre puedo contar con la ayuda de uno de mis técnicos. Se trata de un buen amigo de mi padre - de los de la vieja escuela - y siempre está ahí cuando necesito ayuda".
Sandra se acostumbró tanto al funcionamiento del LT40 que en abril de 2018 decidió comprar un nuevo LT40 con motor de gasolina. Desde que el padre de Sandra compró el primer aserradero hasta la fecha, los ingenieros de Wood-Mizer han introducido numerosas mejoras en el diseño de estos equipos, lo que supone que el nuevo modelo es aún más cómodo y fácil de manejar.
Su taller, situado a unos 2 km de su casa, es una antigua estación de GLP. Un espacio que comparte, junto con un gran redil adyacente en desuso, con otros dos inquilinos. Allí se encuentran su aserradero y otros equipos, además de un pequeño almacén de madera y una pila de madera para leña, un elemento que suele estar presente cuando se trabaja con madera.
"Manipular la leña es mucho más agotador que manejar el aserradero, a pesar de contar con una cortadora y un tractor", asegura Sandra.
Sin embargo, Sandra es una mujer de una gran fortaleza. En torno al 60% de su jornada laboral (esto es, la mayor parte de su tiempo) lo pasa cortando madera para sus clientes, compuestos tanto por autoridades forestales como por particulares. Además, corta troncos de roble y los transforma en vigas para una gran empresa de aserrado. Por otra parte, su trabajo como agente de mantenimiento forestal voluntaria le resulta de gran interés, ya que le ayuda a reforzar su contacto con las fincas forestales y sus propietarios. En invierno, Sandra cierra la serrería durante un mes y se dedica a vender árboles de navidad en un mercado local, algo que ya se ha convertido en una tradición.
Cuando visitamos a Sandra en su taller, la encontramos cortando troncos de pino. Hoy la acompañan cuatro ayudantes, y todo el equipo está perfectamente coordinado. Dos hombres descortezan troncos que se emplearán para un proyecto de construcción, mientras que los otros dos trabajan con el aserradero. Cada movimiento está milimétricamente medido y resulta evidente que, a pesar del intenso calor, el equipo disfruta con lo que hace. Cuando llega el momento de la pausa, la madre de Sandra les trae el desayuno. Con ella vienen también los niños y el perro, y pronto se une el hijo de uno de los trabajadores, que llega en bici. En un momento, la alegría y el alboroto se entremezclan: el trabajo convive con la vida familiar, como debe ser.
***